Lo que no le dije a mi papá
Mi papá murió hace 5 años . Partió amargado y solitario.
Se fue de la casa cuando yo tenía 14 años, alegando que
quería vivir su propia vida.
Lo hizo a pesar de que no teníamos qué comer.
Fue alcohólico, aunque decía que podía dejar de tomar en
cualquier momento.
Nunca me abrazó porque los hombres no se demuestran ternura.
No jugó conmigo ni con mis hermanos porque eso es asunto de
mamás.
No sabía nada de mí, pero, cuando yo cometía un error, era
implacable conmigo.
Decía que trabajaba para su familia, sin embargo en
la práctica éramos la última de sus prioridades.
Durante años lo resentí. Marqué con ese rencor todas mis
ilusiones e hice más frustrantes mis desilusiones.
Un día me casé con una mujer maravillosa y me prometí que no
iba a ser como él.
Pensaba que ser buen padre era tratar bien a los
míos, darles lo que pudiera y estar con ellos cuando
me necesitaran.
Un día le pregunté a mi esposa porqué mis hijos no me hacían
caso a mí, sino a ella. Quería averiguar porqué los niños no
disfrutaban estando conmigo.
-¿Sabes? -me respondió.- Cuando estás con ellos lo haces más
porque es tu responsabilidad y no por que sea tu privilegio.
Tus hijos van a disfrutar de ti sólo
cuando tú disfrutes de ellos.
Me di cuenta que era tanto mi resentimiento y mi deseo de
ser diferente a mí papá que me estaba pareciendo a él.
Mi padre no estaba en la casa por borracho y yo por
responsable.
Él era lejano porque los niños eran cosa de mujeres y yo por
que quería ser estricto y educarlos bien.
Entonces comencé a descubrir las maravillas de pasar
el tiempo con mis hijos, a jugar con ellos,
a integrarme a su vida. Dejé de intentar que
ellos fueran como yo esperaba, y empecé a apreciar
más lo que ellos eran.
Me permití inspirarme con su alegría y espontaneidad.
Caí en cuenta de que yo podía crecer con ellos.
Ya no me esforzaba por ser el adulto que
lo sabía todo, mas bien me inclinaba a ser más la persona
que quiere enseñar, pero que también está dispuesta
a aprender. Que no sólo sabe dar, sino que
sabe recibir.
Esto no ha sido fácil. Aún me descubro autoritario, lejano,
rígido, impulsivo.
Entonces recuerdo que eso no es lo que soy y me abro
de nuevo al regalo de
la vida, de los míos, de mi esposa y de mis hijos.
Hoy, día del padre, celebro mi oportunidad de ser padre, los
abrazos de mis hijos, los ejércitos de enanos que
crean caos de fantasía, que rompen
nuestros esquemas a punta de sonrisas e indolencias.
La infancia de mi padre fue más dura que la mía.
Le enseñaron que la vida era una carga.
Él para su padre fue una carga.
No conoció la ternura ni el apoyo, nadie se sintió orgulloso
de él y él tampoco aprendió a sentirse orgulloso
de sí mismo.
Papá, antes de que te fueras hubiera querido decirte que,
para mí, al igual que para ti, ser un niño no fue fácil,
pero es más difícil ser adulto si encadeno mi vida
y la de los míos a los rencores y a los
fantasmas del pasado.
Quiero perdonarte, darte la libertad en mi corazón de ser un
buen padre, Reconocer que a tu manera hiciste lo mejor
que pudiste con tu vida.
Sé que sentiste el dolor de tus propios errores.
No me será fácil convertir en ángeles mis fantasmas, pero
abriré con determinación las puertas de la aceptación
y la gratitud.
Papá, me siento orgulloso de ti,porque sin ti yo no sería lo
que soy, porque tu vida me ayudó a encontrar mi camino,
tu dolor me ayudó a evitar el mío, tus cualidades florecen
en mí y valoro como un tesoro haberlas heredado de ti.
Amiga mía. Hoy te invito a que te reconcilies con
tu pasado, a que valores lo bueno en tu vida,
a que agradezcas a quienes han aportado a
lo que eres hoy.
Si tienes dolor con tu padre date el regalo de perdonar,
si eres padre Por favor no te pierdas el regalo de disfrutar
a tus hijos.
Cordialmente, Claudio Valerio
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