La revista Discover informa que un grupo de investigadores de los Países Bajos observó que, al ser atacada por ácaros tetraníquidos, la mata del pallar anuncia que se encuentra en dificultades liberando una sustancia que atrae a otros ácaros que se alimentan de los primeros.
De igual modo, hay especies como el maíz, el tabaco y el algodón que, al verse invadidas por las orugas, difunden por el aire compuestos que atraen a las avispas, enemigas acérrimas de las orugas. Una investigadora declara: “Además de decir ‘Hemos sufrido daños’, las plantas identifican a los causantes. Es un sistema formidable y muy complejo”.
La comunicación entre una planta y otra es igualmente asombrosa. Según Discover, los estudiosos han “observado a sauces, álamos, alisos y abedules, e incluso plantones de cebada, escuchando a sus congéneres. En todos los casos, el espécimen afectado —sea que estuvieran comiéndoselo orugas, infestándolo hongos u oídios, [o] atacándolo ácaros tetraníquidos— [...] liberó alguna sustancia que al parecer activó las defensas de las plantas cercanas que no habían sufrido agresiones”. Hasta ejemplares de otras especies reaccionan ante tales alarmas.
Cuando son atacadas o reciben el aviso de peligro, ciertas plantas son capaces de preparar sus defensas, tales como toxinas insecticidas o compuestos que dificultan o impiden que las digiera el invasor. Es posible que futuras investigaciones en este campo propicien otros descubrimientos apasionantes, algunos de los cuales pudieran beneficiar a la agricultura.
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