**PARAR LA GUERRA DENTRO Y FUERA**
"Un abrazo enorme..." Any PARAR LA GUERRA... La mente no iluminada tiene tendencia a pelear contra las cosas tal como son. Para seguir un camino con corazón, hemos de comprender completamente el proceso de hacer la guerra, dentro y fuera de nosotros, cómo se inicia y cómo termina. Las raíces de la guerra están en la ignorancia. Sin comprensión, nos pueden asustar con facilidad los cambios fugaces, las pérdidas inevitables, los fracasos, la inseguridad del envejecer y el morir. La incomprensión nos lleva a pelear con la vida, huyendo del dolor y aferrándonos a placeres y una seguridad que, por naturaleza, nunca pueden satisfacernos realmente. La sociedad contemporánea abona nuestra tendencia mental a negar o suprimir nuestra consciencia de la realidad. Vivimos en una sociedad de negación que nos condiciona a protegernos de cualquier incomodidad o dificultad. Para aislarnos del mundo natural, tenemos aire acondicionado, calefacción y ropas que nos protegen de cualquier estación. Para aislarnos del fantasma de la edad y la enfermedad, en nuestros anuncios ponemos a gente joven y sonriente, mientras relegamos a nuestros ancianos a residencias para la tercera edad. Escondemos en hospitales a nuestros enfermos mentales. ¿Cómo somos capaces de cerrarnos de un modo tan tajante a las verdades de la existencia? Usamos la negación para escapar a los pesares y dificultades de la vida. Para apoyar dicha negación, usamos adicciones (alcohol, drogas, juego, comida, sexo, velocidad, trabajo…) Nuestras adicciones constituyen los apegos repetitivos y compulsivos utilizados para eludir los sentimientos y negar las dificultades de nuestras vidas. Sirven para insensibilizarnos a lo que hay, para ayudarnos a eludir nuestra experiencia, y la sociedad alienta a bombo y platillo dichas adicciones. La práctica espiritual auténtica nos exige aprender a detener la guerra. Debe practicarse una y otra vez hasta que se convierta en un modo de ser. La calma interior de una persona que realmente “es paz”, da paz, interior y exterior, a toda la red de vida intercomunicada. Para detener la guerra, hemos de empezar por nosotros mismos. La disciplina espiritual tiene como meta aportarnos un modo de parar la guerra, no desde nuestra fuerza o voluntad, sino de un modo orgánico, mediante la comprensión y el entreno gradual. Cuando abandonamos nuestras batallas y abrimos nuestro corazón a las cosas como son, descansamos en el momento presente. Es el principio y el fin de la práctica espiritual. Sólo ahí podemos colmar el amor que buscamos. El amor en pasado es solamente recuerdo y el amor en futuro, fantasía. Sólo podemos amar, despertarnos y encontrar paz y comunicación con nosotros mismos y el mundo en el momento presente.Jack Kornfield - Camino con Corazón |
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