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Sugerencia para los Escudos de cada patrulla

Escudos de armas

"Antaño, cuando los caballeros eran intrépidos", debe haber sido algo digno de ver a uno de esos caballeros cubierto de acero, montando valiente caballo de guerra, fuerte para soportar su carga y lleno de fuego para el ataque contra el enemigo, caminando por entre la espesura del bosque, brillante su armadura, con su escudo y su lanza, y su penacho flotando al aire. Cerca de él cabalgaba su escudero, un joven ayudante y compañero, que algún día también había de convertirse en caballero.

Detrás de ellos marchaba su grupo, o patrulla de hombres de armas, robustos, guerreros de corazón, listos para seguir a su caballero a las puertas de la muerte si era necesario. Eran los hombres rectos de antaño, que ganaron tantas buenas batallas para su patria, por su decisión y leal devoción a sus caballeros.

En tiempo de paz, cuando no había batallas, los caballeros cabalgaban diariamente en busca de oportunidades para ejecutar una buena acción con alguien que necesitara de ayuda, especialmente con las mujeres y los niños que se encontraran en apuro. Cuando se dedicaban a ejecutar estas buenas acciones se les llamaba "caballeros andantes". Los hombres de su patrulla, naturalmente, obraban de acuerdo con su jefe y, por tanto, uno de aquellos hombres de armas, estaba igualmente listo siempre, para ayudar a los que se encontraban en apuros, defendiéndolos con su fuerte brazo.

Los caballeros de antaño eran los Guías de Patrulla y los hombres de armas, los Scouts.

Vosotros, los Guías de Patrulla, y los Scouts, sois, por tanto, muy parecidos a los caballeros y sus seguidores, especialmente si conserváis siempre el honor ante vuestros ojos y hacéis cuanto podáis para ayudar a los demás cuando éstos se encuentren en apuros, o soliciten vuestra ayuda.

Vuestra divisa es "Siempre Listos" para hacer esto y la divisa de los caballeros era parecida: "Estad siempre listos".

2 comentarios

Valerius -

Síntomas de Paz interior

Una tendencia a actuar y pensar de modo espontáneo, no basado en temores.

Un sentimiento de gozar cada momento.

Una pérdida de interés en juzgar a los demás.


Falta de interés en tratar de conocer las interacciones de los demás.

Falta de interés en buscar conflictos.

Pérdida de la capacidad de preocuparse.

Frecuentes episodios de apreciación de la vida espiritual.

Sentimientos de compasión por la naturaleza y los humanos.

Sonrisas frecuentes.

Tendencia a que las cosas sucedan como tienen que suceder, más que a que sucedan como nosotros queremos.

Una gran necesidad de apreciar el amor ofertado a los demás y deseos de extender ese sentimiento.

Examina tu conducta :si tienes varios de estos síntomas, es innegable que la Paz se está apoderando de ti.

Un abrazo, y buen domingo.
Claudio Valerio.

Valerius -

Me caí, me levanté, sacudí mi ropa, sonreí y comencé nuevamente.

Pasó el tiempo, tropecé, tambaleé y caí...
me levanté, sacudí mi ropa, pero esta vez mis rodillas sangraron, las limpié...
y comencé nuevamente.

Siguió pasando el tiempo,
otra vez caí, ahora no sólo mis rodillas sangraron,
sino que también mis codos y manos estaban heridos.

Sólo ahora, cuando comienzo a levantarme, me doy cuenta que quizás nunca hubiese tambaleado, que quizás nunca hubiese caido y que quizás nunca me hubiese herido
si tan solo hubiese visto tu mano siempre extendida para ayudarme...

Reflexión.
Juntos es todo menos amargo...
¡Que alegría que estés a mi lado Scout!