El hábito de posponer
El hábito de posponer
Por Claudio Valerio
Un hábito pernicioso que suele generar consecuencias negativas es el hábito de posponer, de dejar para después lo que requiere ser realizado "ahora.". Esta nociva costumbre nos enreda la vida, produce estrés y lesiona nuestra imagen social..
Los seres humanos somos seres habituales, que desarrollamos rutinas y repetimos acciones como estrategia para ahorrar energía y mantener control sobre las contingencias de la vida cotidiana. Usamos la memoria como apoyo para vivir con mayor comodidad.
Es por eso que no olvidamos hablar, caminar ni muchas otras funciones que de tanto realizarlas son ahora parte de nuestra conducta normal. Siendo esta una regla de funcionamiento en las personas, todo aquello que intente modificar en nosotros un hábito ya constituido, encontrará resistencia. Una de esas resistencias a cambiar, a enfrentar situaciones nuevas o incómodas, aparece como el deseo y hábito de posponer.
Posponer es dejar para otro momento, desplazar la decisión de ejecución de una o varias acciones, para un futuro definido o no incierto. Así, logramos reducir o eliminar, por evasión o escape, la situación tensa o ansiogénica que nos afecta, aunque con la con la consecuencia de no haber logrado lo que nos propusimos y experimentar, además, cierta cuota de culpa y frustración.
La posposición tiene un lado positivo o justificable, cuando no se posee información oportuna, veraz y/o suficiente para tomar una decisión adecuada, o cuando se presume que decidir o actuar puede resultarnos perjudicial.
Por lo general, sin embargo, la posposición tiende a ser una conducta asociada con la baja autoestima, con falta de confianza en uno mismo, con deficiencias de planificación o disciplina, con temor al riesgo, con una idea confusa sobre el futuro, que subvalora el momento presente, único con el que realmente contamos.
Quien pospone, como tendencia conductual, tiene el reto de revisarse y reconectar con su poder de decisión y acción. Centrarse en los valores y en los objetivos, trazar planes y accionar hacia ellos de manera consistente y coherente, a pesar de las tensiones e incertidumbres es la indicación de autogerencia de desarrollo personal que debe acatarse.
La evasión apoyada en excusas sólo complica la vida de las personas y puede llegar a convertirse, como lo platea la Terapia de Aceptación y Compromiso, en un caso clínico de evitación experiencial que impide al individuo concretar sus sueños.
El hábito de posponer puede ser usado como estrategia de ganar atención, especialmente cuando lo que posponemos obliga a otros a estar pendiente de nosotros y de lo que hacemos. Puede ser la manera en que enviamos mensajes ocultos como: " yo tengo el control" "ahora dependen de mí", "necesito ayuda", "no puedo con esto", y muchos otros. En todos estos casos el mensaje refleja claramente inseguridad y desvalorización.
Cuando el hábito de la posposición se apodera de nosotros, nuestra vida se convierte en un eterno "apagar incendios", una permanente emergencia que nos resta armonía, equilibrio y afecta nuestro sentido del placer de vivir.
Vale la pena recordar que es la acción y no únicamente la intención, genera los resultados que deseamos. Es por ello que la costumbre de no hacer, de dejar, de quedarse, nos resta poder sobre nuestra vida.
Para evitar posponer, es necesario mantenernos automotivados, mantener la atención en el logro y sus beneficios y en los perjuicios que acarreará la posposición. Podemos motivarnos por el deseo de ganar y por el temor de perder. Preferible es, por cierto, que nos movilice la expectativa positiva.
Otro apoyo para suprimir la posposición, es realizar una lista diaria de prioridades que incluya las acciones urgentes, las que pueden esperar un poco y las que podemos dejar para después sin lamentarlo luego. Asimismo, definir las acciones importantes, aquellas que generarán mayor beneficio, mediano beneficio y bajo beneficio. Ordenando así nuestras necesidades, es más fácil jerarquizar y hacer hoy mismo aquello que produce alto beneficio y que es de importancia inmediata, lo que constituya importancia media y genere un rendimiento medio será lo segundo en hacerse, para abordar finalmente lo de menor rendimiento y que habíamos establecido que podía esperar. De esta forma, si no nos alcanza el tiempo para hacer todo lo planeado, ya al final del día, habremos realizado lo más prioritario.
No espere usted que todo lo que le corresponda hacer sea agradable. En ocasiones, debeos hacer algo que no nos agrada pero que nos conviene. Si ese deja dirigir por las sensaciones corporales perderá muchas oportunidades valiosas. Nadie bate un record, llega a general o conquista su libertad sin batallar contra la flojera, el orgullo, la resignación y el miedo.
Tenga en cuenta que quienes acometen sus proyectos con determinación logran más, de manera más eficiente y desarrollan una sana autoimagen. Usted puede ser uno de ellos.
De lo que se trata, es de concientizar la tendencia a posponer, de comprender sus efectos negativos y poder adoptar una manera más efectiva, responsable, relajada y digna, de relacionarnos con nuestras metas y proyectos personales, tomando el control y evitando ser víctimas de la desorganización, el estrés y la consecuente afectación de nuestra imagen, por efecto de la irresponsabilidad.
Hágalo, hágalo ahora, y hágalo bien. Esa es la clave para vivir con eficiencia. Recuerde que lo que ha usted hoy, será lo que recordará como pasado cuando dentro de unos años, realice su inventario de logros. Está bien pensar, querer, desear, aunque lo que define el éxito es la acción.
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